viernes, 17 de septiembre de 2010

3.Texto a través de paradigmas azarosos


Si Estela, la de las nubes, se convirtiera en mi primer viuda, tarde esa de plomo [será]. No tomaría el té a las cinco, tal vez cinco y diez [después] [luego] de haber comido una manzana rome o de haber leído -como siempre lo hacía para mí, solo para mí y para su amante, el Afinador de Clavicordios-, las crónicas deportivas.
Si se convirtiera… Estela, la de las nubes, [pensaría] leería un soneto [–obviamente, escrito por mí claro, para ella mi viuda, la primera, la de las nubes] [porque a ella le gustaban mucho] [porque le encantan] como también las amapolas; y lo diría una [-el soneto, escrito por mí, para ella, la de las nubes, Estela-] y otra vez de adelante hacia atrás , de atrás hacia el centro, ahí [se] mordería esa boca de lechuga, se mordería esa lengua de tomate y continuaría[…]
Luego, mi primer viuda, de tanto placer [, recién,] me lloraría. Llamará a su amante, lo abrazará, compartirán una copa, sacará un poco de veneno – la misma llave a otro mundo- de la cómoda, se rociará sus labios y lo besará. Obviamente, su otro amor morirá fulminado pero por él [-lo se, solo es mía, mía Estela, la de las nubes, la se.. mía, mi primer viuda-] no llorará [sobre un soneto mío o de Lamartine, no llorará comiendo de a bocados las amapolas rojas; no, mi viuda, la de las nubes, no lo hará.] Tal vez toque el clavicordio [su clavicordio, el clavicordio de mi viuda la de las nubes, Estela] alguna Tocata de Bach pero no [lo] se.
Estela, la de las nubes, otra vez será viuda, mi primer viuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario